Entre los escombros
voy recogiendo los trozos
de tu rostro que se esconden
bajo el polvo del silencio
y el olvido
intentando encontrar
los ojos de niño asustado
que me buscan cada vez que el tiempo
huele a caricias de madres dormidas
buscando voy
entre los escombros tus ojos de niño asustado
que entrega sin temer sus manos
al perro triste en que me ha convertido
el tiempo de las hojas muertas niño de ojos claros
que vuelve a la vida cada día
luego de la muerte cada día
muerte del juicio y del sentido
entregando sin temer
sus manos su tiempo
sus miedos
al perro que soy y que no se cansa
de buscarte
con tal de no tener frío
esta noche estas noches
donde la gente piensa en la gente
y suspira pensando
en los atardeceres y los algodones
de dulce y nosotros
nosotros lloramos entregando
la mano los ojos y la posibilidad primera
mientras buscamos bajo las heridas
que nos ha dejado el amor
el amor sin ti
que desde luego no es amor
el amor sin ti
ojos de niño asustado ojos claros de niño claro
que aprende a no temer
a puro llanto a pura caricia
el tiempo el frío
los escalofríos el silencio y la nula posibilidad
entregando el tiempo nuestro tiempo
a quien recoja
los trozos de nuestros rostros
bajo los escombros
de polvo y ceniza
entre los escombros no me canso
no me canso de buscarte
(porque sé que tú también
estás en la búsqueda
hoy)
y navegaría en los escombros
cantaría en ellos
esperaría en ellos sin cesar
el último de los tiempos posibles
con tal de encontrarte
pequeño ojos
pequeños ojo
de niño asustado
pequeño
dueño de todos los tiempos posibles
dueño de todos
mis tiempos posibles
dueño de todos los tiempos
que pueden ser bellos y terriblemente libres
dueño del último de mis tiempos.
de tu rostro que se esconden
bajo el polvo del silencio
y el olvido
intentando encontrar
los ojos de niño asustado
que me buscan cada vez que el tiempo
huele a caricias de madres dormidas
buscando voy
entre los escombros tus ojos de niño asustado
que entrega sin temer sus manos
al perro triste en que me ha convertido
el tiempo de las hojas muertas niño de ojos claros
que vuelve a la vida cada día
luego de la muerte cada día
muerte del juicio y del sentido
entregando sin temer
sus manos su tiempo
sus miedos
al perro que soy y que no se cansa
de buscarte
con tal de no tener frío
esta noche estas noches
donde la gente piensa en la gente
y suspira pensando
en los atardeceres y los algodones
de dulce y nosotros
nosotros lloramos entregando
la mano los ojos y la posibilidad primera
mientras buscamos bajo las heridas
que nos ha dejado el amor
el amor sin ti
que desde luego no es amor
el amor sin ti
ojos de niño asustado ojos claros de niño claro
que aprende a no temer
a puro llanto a pura caricia
el tiempo el frío
los escalofríos el silencio y la nula posibilidad
entregando el tiempo nuestro tiempo
a quien recoja
los trozos de nuestros rostros
bajo los escombros
de polvo y ceniza
entre los escombros no me canso
no me canso de buscarte
(porque sé que tú también
estás en la búsqueda
hoy)
y navegaría en los escombros
cantaría en ellos
esperaría en ellos sin cesar
el último de los tiempos posibles
con tal de encontrarte
pequeño ojos
pequeños ojo
de niño asustado
pequeño
dueño de todos los tiempos posibles
dueño de todos
mis tiempos posibles
dueño de todos los tiempos
que pueden ser bellos y terriblemente libres
dueño del último de mis tiempos.
1 comentario:
Cuando el otro es dueño de todo lo propio, empezamos a regalar hasta lo que no es nuestro: el sol, las estrellas, hasta el tiempo.
Saludos!
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