viernes, 20 de febrero de 2009

Estas calles me conocen
conocen mis ojos de perro guacho
conocen las flechas de acero que tengo por senos
saben cómo me ahogo los domingos por las mañanas
cuando cada esquina de la casa me hace recordar
la facilidad con que podría manejar una espada
y lo complicado que me es diferenciar
........................................... rocas oscuras de esmeraldas.
Estas calles me conocen
saben cuanto lloré al escapar de las jaulas
en las que no hacía más que mirar a los gatos huesudos
que beben del agua pútrida del único grifo que aún funciona
saben que saludo a las putas del puerto
envidiando sus deseados y pagados culos duros.
Me conocen, saben que dejo un espacio en la cama
en la espera de alguien que cubra con lágrimas mis lágrimas
para al fin volar como aquellas botellas quebradas
que lanzan esos viejos ya morados por el vino
ésos, que luego de creer ocho o más años en la vida
terminaron cortando sonrisas con cuchillos baratos
ésos, que luego de creer diez o más años en la justicia
aún comulgan esperando que algo o alguien que está
en algún lugar parecido al cielo
les regale de a montones alcohol y trabajo.
Estas calles me conocen
saben de mi madre y sus últimas taquicardias
de mi padre y su nuevo amor
saben como deseo nadar en sueños
y fumar tantos mares
hasta abandonar la capucha negra que llevo en el alma
y llenar mis mejillas de crisantemos dormidos.