Ahora que me paro en esta orilla de la vida
me detengo y pienso: sólo me resta el perdón.
Pido perdón al viejo triste que se me escapa por los ojos
por abandonarlo en la humedad del vino
y dejarlo llorar solo al extrañar el olor de su casa.
Ahora, que me paro en esta orilla de la vida
donde las palomas nacen donde nacen las espinas
y los cantos huelen a vasos quebrados en otras manos
pido perdón a mis pasos y a mis costumbres
por presentarles a un joven nuevo proveniente de un mar oscuro.
Ahora, que me paro en esta orilla de la vida
que no despierto porque no despierto
que soy las horas a todas horas
y ya no espero nada de la espera
pido perdón a mis latidos
por dejarlos encerrados en mi pecho
y no dejarlos volar
en el firmamento de los libres.
en el firmamento de los libres.
8 comentarios:
mi rabia tarda en pedir perdón, pero al venir aquí donde las palomas nacen
me pido perdón
por no esperar nada de la espera
(emotivo leerte)
Cuando existe la comprensión, y la consciencia de que todos nos equivocamos... no hace falta perdonarse, porque si alguien no perdonase, no sería merecedor de que se le pidiera perdón.
besos
Me es triste. En el camino siempre existen las orillas y en ésta, en la que se detiene, se puede sentir los errores de un pasado...En el final todos pedimos perdón a nuestros latidos por dejarlos encerrados en el pecho.
El nuevo joven ya no pedira perdon, por que seguira sus deseos...
Ya no espero nada de la espera... qué sabia decisión!
¡Hola Camila!
Es de suponer que cada orilla, sera igual, o diferente, pero se seguirá pidiendo, lo que se tenga que pedir...!
¡Casi siempre perdón...!
Saludos de J.M. Ojeda.
Buen fin de semana.
Y pensar que nada ha cambiado.
Aunque parezca lo contrario, Camila, nada ha cambiado.
Publicar un comentario